Ingrid Tschiersky finalmente fue encontrada en Montevideo y ahora ya está en Rocha acompañada por su hija, Paula García, quien la buscaba incansablemente.
El encuentro entre madre e hija, tan esperado y lleno de emociones, tuvo lugar en la tarde del jueves, cuando se abrazaron con fuerza y compartieron lágrimas después de días de angustia y búsqueda desesperada.
La historia se remonta al miércoles, cuando una ex pareja de Ingrid recibió una llamada informando sobre su detención y el posible uso de una tobillera electrónica. Paula, la hija, esperaba ansiosamente noticias, pero ninguna llegaba. Desesperada, acudió a la comisaría de la mujer a las 11 de la noche para solicitar ayuda, sin éxito debido a problemas de saldo en su teléfono.
Los acontecimientos se complicaron aún más cuando Ingrid fue detenida mientras intentaba realizar una denuncia por la pérdida de su cédula de identidad. La luz roja parpadeante en el momento de proporcionar su número de cédula indicaba que estaba siendo requerida por la policía.
En medio de la confusión y la angustia, Ingrid se enteró de que existía una denuncia por persona buscada, esa denuncia la realizó Paula, su hija que la buscaba desesperadamente, lo cual la llenó de conmoción y tristeza.
Finalmente liberada, Ingrid se dirigió a Casavalle(MIDES) en busca de ayuda para comunicarse con su hija y obtener pasajes para reunirse con ella en Rocha. Tras una serie de llamadas telefónicas y coordinaciones, se programó su viaje de regreso a Rocha, donde Paula la esperaba con ansias.
La espera en la terminal de Rocha se hizo interminable para Paula, quien ansiaba el reencuentro con su madre. Pero finalmente, cuando el reloj marcaba las 19:40, el momento llegó.
Las lágrimas y la emoción inundaron el lugar cuando Ingrid bajó del autobús y se abrazó con su hija, quien no podía contener la felicidad de tener a su madre de vuelta a salvo.
Ahora la situación de vivienda de Paula no es ideal. Vive en una casa sin terminar, con condiciones precarias y sin comodidades básicas.
El mes siguiente se presenta como un desafío, con la necesidad de arreglar la casa abandonada y asegurar un ambiente seguro y cómodo para ambas. Paula planea buscar ayuda para esta tarea, consciente de que enfrenta un trabajo arduo pero necesario para construir un futuro mejor para ella y su madre.
Así, entre lágrimas, emociones y desafíos, la historia de Ingrid y Paula continúa, marcada por el amor, la perseverancia y la determinación de superar cualquier obstáculo que se presente en su camino.»
